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martes, 30 de julio de 2013

EL SANTUARIO DE LA SANTISIMA VIRGEN DE LA PEÑA

Según el Escritor Castillo Jácome, en su obra citada, reproduce unos apuntes del Dr. Enrique Flores sobre el Santuario de la parroquia de Pungalá. La Diócesis de Riobamba, se gloría también de poseer un Santuario célebre de la Santísima Virgen del Rosario de la Peña, desde antiguos tiempos ha sido frecuentado por peregrinos de toda la Provincia, Nación y del exterior, está situado a unos 21Kms., al sureste de la Ciudad de Riobamba en las inmediaciones del pueblo de Pungalá. La Imagen Venerada es una pintura al óleo de la Santísima Virgen del Rosario de la Peña, hecha en un peñón suspendido a las alturas de unos 200mts., sobre el río Chambo, afluente del Pastaza; y arreglada naturalmente por la mano de Dios, en tal disposición que presenta la forma de un gran sitial asentado sobre una eminencia compuesta por siete colosales piedras, puestas unas y sobre puestas otras, alguna de las cuales tiene hasta 20 (veinte) metros de longitud. La piedra que sirve de fondo al rústico sitial presenta hacia el sur un corte vertical, perfectamente recto, de dimensiones suficientes para contener la figura de la Virgen, puesta de pie, de tamaño natural y las de Santo Domingo y San Francisco colocado de rodillas a uno y otro lado de Nuestra Señora. Los dos lados del sitial son dos enormes moles de granito que sustentan una tercera cuya cara inferior plana y notablemente saliente hace las veces de visera; todo el conjunto recuerda el dolmen de la arqueología.

El paraje es de imponente belleza: es un pliegue de la cordillera oriental. El romero que, después de haber descendido trabajosamente la empinada rampa, llega a la estrecha plataforma que sirve como de subsuelo al célebre peñón, tiene sobre su cabeza la inmensa falda de la cordillera, que es al mismo tiempo su contrafuerte; delante de sus ojos la colina arrizada de rocas de las cuales cuelga como nido de águilas, la misteriosa gruta; a sus pies, la profunda hoya por la que corre en caudalosa corriente el Río Chambo, a sus dos lados, las dos hermosas campiñas donde se asientan las pintorescas poblaciones de Licto y Pungalá que se miran frente a frente, separadas por la gran cuenca del Chambo”.

Fuente: Pasado y presente, Sr. Leonardo E. Velasco Montesdeoca

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